Que se cierre esa puerta
que no me deja a solas con tus besos.
Que se cierre esa puerta
por donde campos, sol y rosas quieren vernos.
Esa puerta por donde
la cal azul de los pilares entra
a mirar como niños maliciosos
la timidez de lustras dos caricias
que no se dan porque la puerta, abierta…
Por razones serenas
pasamos largo rato a puerta abierta.
Y arriesgado es besarse
y oprimirse las manos, ni siquiera
mirarse demasiado, ni siquiera
callar en buna lid…
Pero en la noche
la puerta se echa encima de si misma
y cierra tan ciega y claramente
que nos sentimos ya, tú y yo, en campo abierto
escogiendo caricias como joyas
ocultas en las noches con jardines
puestos en las rodillas de los montes,
pero solos, tu y yo.
La mórbida penumbra
enlaza nuestros cuerpos y saquea
mi ternura tesoro,
la fuerza de mis brazos que te agobian
tan dulcemente, el gran beso insaciable
que se bebe a si mismo
y en su espacio redime
lo pequeño de ilimites distancias.
Dichosa puerta que nos acompañas,
cerrada, en nuestra dicha. Tu obstrucción
es la liberación de estas dos cárceles;
la escapatoria de las dos pisadas
idénticas, que saltan a la nube
de la que se regresa en la mañana.
1 comentario:
se feliz,alem de ser um interesse,
e tambem uma meta.
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